domingo, febrero 17, 2019

Los recovecos del aire

Publicado en Página/12 el miércoles 18/09/13


 Por Ricardo Haye *
Desde General Roca, Río Negro

Nosotros somos los que andamos revisándole los rincones a la radio.
Somos los que se atreven a verificar si hay vida más allá de Dolina y descubrimos que Del Plata tiene una trasnoche estupenda. Los que descubrimos que en una radio ignota de un barrio o una ciudad incógnita hay un día y un horario de la semana en el que suele aparecer una voz poética e inteligente.
Pero, además, somos los que también escudriñamos en otros territorios conexos; los que estamos a la pesca del último nuevo libro sobre la radio; los que permanecemos atentos a la nueva producción fuertemente individuada de los podcasters.
Somos los docentes que desde nuestras cátedras, seminarios o talleres universitarios procuramos contagiar a nuestros estudiantes los mismos entusiasmos que a nosotros nos despierta aquel invento de Marconi que, contra todas las agorerías, marcha hacia su primer siglo de vida.
Este grupo acaba de cumplir veinte años de reuniones periódicas en las que intercambiamos informaciones como las del segundo párrafo o avisamos de descubrimientos como los que detalla el tercero. Nos contamos qué estrategias didácticas pusimos en marcha desde el encuentro anterior; les llevamos a los colegas los audios más creativos u osados que hicieron nuestros discípulos y escuchamos las dificultades y las formas de superarlas que cada docente ha encontrado desde que nos vimos por última vez.
Nuestro foro empezó llamándose “Las Jornadas Universitarias La Radio de Fin de Siglo” y esa designación duró hasta que la profecía se cumplió: la centuria finalmente concluyó y nos obligó a actualizar la nomenclatura. Ahora nos convocamos bajo el rótulo de “Jornadas Universitarias La Radio del Nuevo Siglo”.
La cita de este año acaba de realizarse en el mismo lugar de la primera vez: la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional del Comahue. En el medio hubo convites en Olavarría, Paraná, Río Cuarto, La Plata, San Juan, Córdoba, Rosario, Posadas, Tucumán. Juntarnos a hablar de radio nos dio una buena ocasión para visitar cada año la Universidad de alguno de nuestros colegas. Pero se equivocaría rotundamente el que pensara que solo nos convoca la afición turística.
En estas Jornadas recién clausuradas una de las mesas de trabajo estuvo consagrada al análisis del diálogo, esa práctica apasionante que en la antigüedad se utilizó para enseñar la ciencia y la filosofía y que hoy, tecnología mediante, se recicló para acortar distancias enormes y, lamentablemente, también para cancelarnos los abrazos.
¿Quiénes dialogan en la radio? ¿Sobre qué conversan? ¿Qué propósitos persiguen? ¿Cuáles son los interlocutores que no malversan las energías dialógicas en pos de banalidades interminables?
Intentamos verificar si el diálogo radiofónico actúa como un facilitador de comprensiones; como un espacio de construcción de consensos.
Sabemos que, por sí solo, el diálogo no es garantía de democracia, pero es más democrático que el discurso unidireccional que algunas emisoras le descerrajan a sus sufridos oyentes.
La conversación invita a pensar de a dos; es decir que se abre a la posibilidad de construir sin reclamar exclusividad. Convida a escuchar; habilita procesos de trabajo en equipo (por lo menos de dos), de cooperación; promueve la aceptación de los matices y las diferencias que contribuyen a hacer la vida menos aburrida y más enriquecedora.
Pero el diálogo nutriente es el que reproduce posiciones más o menos alejadas; nunca simétricamente iguales. Esos presuntos diálogos que no son más que monólogos enunciados a dos voces no tardan mucho en mostrar la hilacha.
Por el contrario, en una conversación genuina e inteligente se disfruta la perspicacia de las argumentaciones, el ingenio de las contra-argumentaciones, la mordacidad de las réplicas.
Si las programaciones se sobrepusieran  a mucho contenido dietético que hoy abastece las góndolas de la radio e invirtieran más energías en recuperar las formas conversacionales más ricas, crecería el número de oyentes con tesis y la sociedad se vería beneficiada por una mayor cantidad de polemistas conceptualmente robustos.
Y esa ecuación modificaría significativamente a la radio. Pues hasta aquí la mera presencia de la telefonía celular, los mensajes de texto, el correo electrónico y las redes sociales facilitó un mayor acceso técnico a la comunicación de retorno, pero no alteró sustancial ni definitivamente la asimetría de las posiciones que ocupan comunicadores y receptores, en tanto productores de sentido.
Cuestiones como estas analizamos en las Jornadas de Radio, mientras intentamos atisbar lo que viene.
¿Cómo será la radio en los próximos años? ¿Va a fortalecer su capacidad de producción social de significados o irá replegándose hacia posiciones secundarias de discreta ornamentación sonora ambiental?
¿De qué manera evolucionará la interacción entre las estaciones y otras fuentes emisoras y sus audiencias?
Paradojalmente afrontamos una situación caracterizada por la fuerte tendencia a la concentración de medios y empresas y la emergencia de un corpus heterogéneo de textos sonoros producidos por individuos particulares que también entran a tallar en la disputa por el tiempo (finito) de atención de las audiencias.
En este contexto, asistimos a un crecimiento exponencial de la oferta de mensajes sonoros y a la progresiva deslocalización de sus emisores incognoscibles, aspecto que dificulta la interacción y acrecienta la indeterminación de sus intenciones.
Estos puntos refuerzan la certeza de que es un error considerar cada mensaje en forma aislada; hoy más que nunca, es apremiante concebirlos dentro de un conjunto textual.
Así lo determinan las características epocales de integración medial y de prolongación discursiva en múltiples soportes, que generan  un entorno envolvente de cultura mediática y transmediática del cual resulta muy difícil abstraerse.
Los docentes universitarios de radio seguimos hurgando en sus recovecos, exploramos su geografía y ponemos en común nuestros aprendizajes con el único propósito de hacer más eficaces y solventes nuestras prácticas académicas.

* Docente e investigador de la Universidad Nacional del Comahue.