Publicado en Página/12 el miércoles 11/02/15
Por Ricardo Haye (*)
Sarah
Koenig es una periodista estadounidense
que ha conseguido mantener en vilo la atención de millones de sus compatriotas
con una producción radiofónica.
Se trata de “Serial”, un trabajo documental
que empezó a emitir en la muy estimable radio pública de los Estados Unidos y
que luego continuó a través del podcast.
Ese texto sonoro semanal propone un
minucioso análisis del asesinato de una atleta adolescente, ocurrido en
Baltimore en 1999. El correspondiente proceso judicial culminó rapidamente con
la condena a
cadena perpetua del exnovio de la muchacha, Adnan Syed.
La
indagación que lleva adelante Koenig evita los juicios de valor y no afirma ni
la culpabilidad ni la inocencia del condenado, aunque ha servido para poner de
manifiesto la debilidad de las pruebas: la acusación no pudo presentar
evidencia física ni testigos del crimen. Incluso existe un testimonio que ubica
a Syed en una biblioteca en el momento en que supuestamente se cometió el homicidio.
Pero ahora
toda la audiencia sabe que, poco después del juicio, su abogada defensora fue
inhabilitada por robarse el dinero de su cliente sin hacer su trabajo.
Entrelazando
la dramatización y la investigación periodística, cada entrega de “Serial”
aporta datos y detalles que hacen avanzar la historia y estimulan al oyente a
establecer sus propias conclusiones.
Durante
años se repitió el sofisma de que la radio debía recluirse en la práctica
meramente informativa, mientras que el análisis y la interpretación de los
hechos quedaban reservados para otros medios (particularmente los escritos).
Independientemente
del soporte en que discurra, esta producción que utiliza técnicas radiofónicas
de realización ha vuelto a certificar que los textos sonoros pueden ofrecer
elementos de juicio y argumentaciones capaces de poner en acción procesos
mentales autónomos y activadores de la imaginación de la audiencia.
La
muerte del fiscal Nisman, que ocupa tanto tiempo en las transmisiones y
centímil en los periódicos de la Argentina, bien podría ser objeto de una
investigación radiofónica igual de rigurosa.
En el
caso norteamericano, la experiencia de “Serial” ha servido para cuestionar y
poner en discusión la justicia con que Adnan Syed, joven de origen pakistaní nacido
en los EEUU, fue privado de su libertad hace quince años.
En el
nuestro, podría contribuir a entregar claridades a una ciudadanía bombardeada
por versiones más interesadas por incidir políticamente en el curso del
acontecer institucional, que en precisar las circunstancias en que se produjo
el deceso del funcionario del ministerio público.
Si se
aplicara la misma estructura implementada por Sarah Koenig no resulta demasiado
difícil imaginarse el alto impacto que provocarían las recreaciones de los diálogos
que Nisman tuvo con sus auspiciantes y abastecedores de información en las
últimas horas de su vida.
(*)
Docente-Investigador de la Universidad
Nacional del Comahue