Publicado en Página/12 el miércoles 30/10/13
Por Ricardo Haye (*)
En la
noche del 30 de octubre de 1938, una transmisión radiofónica
sumió en el pánico a los Estados Unidos.
Dirigiendo
la puesta en el aire estaba el joven realizador Orson Welles, que había adaptado
con un claro estilo periodístico la novela de H. G. Wells La guerra de los
mundos.
A 75
años de un episodio sobre el que habrían de correr ríos de tinta, una
experiencia académica de estudiantes de Comunicación Social en la ciudad
rionegrina de General Roca, transmitida por la emisora universitaria Antena
Libre FM, volvió a generar conmoción.
Una de
las grandes diferencias es que en este caso la situación detonante no era una improbable
invasión marciana, sino una circunstancia mucho más terrenal, posible y cercana:
la trama contaba que un sismo ocurrido en Chile había agrietado la represa de
El Chocón y que en cuestión de horas todos los poblados ubicados aguas debajo
de esa construcción quedarían inundados.
La otra
distinción es que actualmente las redes sociales pueden viralizar una noticia (aun
si es falsa) con mayor velocidad, llegando incluso a dónde la señal radiofónica
no es recibida.
Los
primeros datos señalan que tanto Bomberos como Defensa Civil recibieron
numerosos llamados solicitando información y, también, trasuntando miedo.
Como en
el caso original, la emisión fue precedida del aviso de que lo que ocurriría a
continuación era una construcción ficcional y otro tanto se anunció, enfáticamente,
al final de la representación.
Las
advertencias no alcanzaron, sin embargo, pues ya se sabe que en radio uno no
percibe de inmediato toda la obra (como ocurre, por ejemplo, con una pintura o
una fotografía), sino que debe invertir tiempo en su recepción. Y -también se
sabe-, el tiempo es veleidoso y nuestra atención inconstante. Basta con que
alguien se integre al circuito de transmisión dos minutos después del comienzo
para que se pierda la información tranquilizadora e ingrese al terreno del
espanto.
La
experiencia vivida deja lugar a varias reflexiones y algunos aprendizajes.
En
primer lugar, hay que destacar que la profusión de detalles precisos que se
enunciaron revistió a la transmisión de una consistencia y una verosimilitud
como la que, desde Aristóteles, se les exige a las obras de ficción.
Asimismo
hay que ponderar el altísimo impacto que, aún hoy, es capaz de provocar la
radio, a la que con cierto desdén se acostumbra a considerar la Cenicienta del
ecosistema mediático.
Por
otra parte, la situación sirvió para poner de manifiesto el alto grado de
desconocimiento de la población en general ante situaciones de riesgo como la
que se hipotetizaba. Muchos de los ciudadanos conmocionados por la escucha
reconocieron que no sabían hacia donde tendrían que dirigirse en un caso de
esta naturaleza y qué recaudos debían tomar.
Los
organismos de defensa ciudadana aseguran que la experiencia les sirvió para
comprobar que sus mecanismos de comunicación internos y con Chile se encuentran
aceitados.
Por
último, pero sin ser lo menos importante, el acontecimiento precipitó un debate
intenso entre los propios estudiantes acerca del compromiso ético, estético y
deontológico entre los profesionales de la Comunicación Social y su trabajo. Lo
que sigue es parte del “diálogo” entablado en las redes:
“Hoy
una noticia se ramifica en cuestión de segundos. No tienen idea del caos que
pudieron ocasionar”/”Estoy de acuerdo con que esto sea polémico, pero la
información es comprobable en más de 10 medios en menos de un minuto. Por esa
razón me parece que no se juega con nadie, ni se da "información
falsa"/ “No estamos en 1938, en cuestión de segundos chequeás la noticia,
y sabés dónde estás parado”/”(Existen) por lo menos 20 o 30 recursos para
chequear la noticia y transmitir tranquilidad”/”¿Y vos te creés que todo el
mundo tiene acceso a esos recursos?”/”Está buenísimo lo que pasó para pensar
sobre el poder que tenemos como comunicadores y también para cuestionarnos como
audiencia por qué nos creemos todo lo que escuchamos sin ponerlo en
contexto”/”Es una buena ocasión para debatir el poder que tienen los medios y
el rol que adopta la audiencia ante una audición”/”Nosotros hicimos ficción
sobre algo de lo cual solo corren rumores, pero si realmente pasara, no hay
información preventiva dando vuelta. Lo que recreamos fue un presunto estado de
conmoción para crear conciencia y poner sobre la mesa de trabajo ciertos temas
que nos incumben en la región”/”Debo confesar que por colgada, me la creí... ya
estaba a punto de buscar mas info en otros medios online, cuando dijeron muy seriamente
que era solo una simulación”/”Lamento que nos hayan creído, pero que lo hayan
hecho demuestra que nos salió bien. Gracias y disculpen”.
El
episodio se dio por concluido con una visita a las aulas del Director Municipal
de Defensa Civil, quien conversó amablemente con los estudiantes que
protagonizaron la transmisión. Las explicaciones fueron convincentes y entre
los resultados positivos de la experiencia cabe anotar la puesta en contacto
que se ha dado entre las partes, a fin de aunar esfuerzos en pos de una mejor
comunicación para afrontar posibles situaciones de emergencia.