lunes, abril 28, 2003

METAFORAS PICTORICAS II
Las realizaciones radiofónicas que se aproximan al concepto impresionista pueden inspirarse en la luminosidad de Monet, el paisajismo de Pisarro o la captación del movimiento, que tuvo en Degas a uno de sus máximos exponentes.

Bailarina saludando, de Edgar Degas


Si el impresionismo se basó en la teoría de Locke y atribuyó a las sensaciones la condición de fuente de nuestro conocimiento, el planteo resulta plenamente funcional a un medio para el que reivindicamos la capacidad de activar procesos sinestésicos a partir de una sonoridad provocadora de sensaciones perceptuales diferentes.
En la realización radiofónica, los sonidos pueden alcanzar una centralidad equivalente a la que los impresionistas asignaron a la luz, convertida en la auténtica protagonista del cuadro: los objetos sólo se ven en la medida en que la luz incide sobre ellos, permitiendo captar la visión momentánea y fugaz que sus efectos producen.
De este modo, los inserts sonoros (naturalmente fugaces también ellos) revisten de iconicidad al texto acústico y, según sea su carácter, pueden imprimir a la comunicación un sesgo decididamente impresionista.
Por otra parte, la técnica de la división de colores, aplicándolos en su estado puro sin mezclarlos en la paleta para que sea la retina del espectador la que lo haga, determina un rasgo apelativo al que adscriben muchos relatos sonoros. En ambos casos se persigue implicar al interlocutor, estimularlo a ejercer una intervención activa en la decodificación.
Las correspondencias también alcanzan al uso de los colores. Así como el impresionismo no emplea tonos oscuros y el negro es reemplazado por colores complementarios, la radio exhibe cierta resistencia a los conceptos abstractos, que lucen la misma opacidad a la que se resisten los impresionistas.
Esta es una porción de nuestro abordaje de la cuestión radiofónica. La totalidad se encuentra desarrollada en el ciclo de conferencias titulado: “Metáforas pictóricas para comprender la radio”.